sábado, 17 de abril de 2010

Valencia Siete nº19

LA QUINTA COLUMNA


A VUELTAS CON EL ESTATUT


Escribo estas letras la jornada posterior a la ratificación definitiva por Les Corts Valencianes de nuestro nuevo Estatut d’Autonomia. Cuando ustedes, amables receptores, lean esta columna, ya se habrá procedido a los últimos coletazos burocráticos para su entrada en vigor, a saber: comunicación a las Cortes Generales de la ratificación por nuestro parlamento autonómico, envío del texto para la rúbrica de Su Majestad y posterior publicación en el BOE, como ley orgánica formante del bloque constitucional que es. Y a partir del día siguiente a su aparición negro sobre blanco, pues entrará en vigor para uso y disfrute de todos los ciudadanos con condición política de valencianos. Y a vivir más y mejor.
Huyendo de la solemnidad merecida por este hito histórico de nuestro autogobierno como Pueblo –ya que habrán tenido más y mejores oportunidades para leer y conocer el significado real y simbólico de la reforma estatutaria que los valencianos nos hemos otorgado- sí me gustaría reincidir en varios aspectos que por muy manidos aún no conmueven la conciencia de valencianidad de mis compatriotas. Es conocida nuestra querencia de vernos, definirnos y pensarnos sin apuesta colectiva posible. Los valencianos, y así nos ha ido, nos va y nos irá, no nos creemos que conformamos una personalidad propia, y por tanto en la vida hemos decidido –ya lo dijo el sabio, la nación es querer ser nación día a día- pasar sin plena ni gloria. Y jamás reivindicarnos, influir, apostar o plantarnos, ante Madrid, ante Europa o ante el mundo, por nada ni por nadie. Sin entrar en las tan recurrentes teorías de nuestra invertebración y lo felices que somos con ella.
En mi foro interno considero que el nuevo Estatut valenciano nos consolida como nacionalidad histórica, como autonomía de primera. Además conseguimos las herramientas necesarias para hacer viable y visible nuestro autogobierno al máximo nivel, como es la disolución anticipada de Les Corts y la convocatoria de elecciones valencianas de manera autónoma. Alguno de ustedes me dirá que lo importante es la financiación, la sanidad, la educación. Y tiene toda la razón, oiga. Pero la esfera simbológica es tan importante para una sociedad y una autonomía como la nuestra, huérfana de sentimiento, conciencia y sobre todo conocimiento de lo que somos y hemos sido, que convendrán conmigo lo muy conveniente que es y será a partir de ahora vernos y creernos autonomía histórica con capacidad de autogobierno pleno. Reflejarnos como comunidad líder, sin complejos y con ganas de ganar el futuro. Muchas pirotecnia y fuegos artificiales, que es lo que nos gusta y emociona.
Y para acabar festivo, una recomendación. Muy adecuada ante el tema tratado, ya que fuente y origen de nuestra conducta y manera de ser como Pueblo es el total desinterés y flagrante desconocimiento de nuestra historia, cultura y tradiciones propias. Y una buena manera de empezar a corregirlo es visitar la exposición sobre la Corona de Aragón que la Consellería de Cultura y la Fundació Jaume II El Just nos han montado en el Convento del Carmen. Así verá el Estatut desde otra óptica, la deseable y la correcta. Amen.

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