miércoles, 10 de marzo de 2010

LA QUINTA COLUMNA


EL CDS Y EL MINISTRO


Pues va a ser que no. Los dos temas van por separado, pero como siempre de aquello que quiero tratar en mi fugaz columna se me queda siempre para el último párrafo, tarde y mal, pues lo consigno en el título y a ver si así atino más. Hoy incluso podríamos especular sobre la encuesta aparecida por estos lares del magnánimo CIS, donde se desvela que la sociedad valenciana pasa muy mucho de las trifulcas estatutarias, pero al menos si consideran que la situación de nuestra tierra, patria chica, es bastante mejor que la de nuestro estado, patria grande. Camps 1 – Zapatero 0.
Pero no estoy por aburrir (ya me lo indica la susodicha encuesta, ya) y de esto no vamos a hablar. Quiero aprovecharme del lujo personal que poseo ostentando esta sacrosanta página de opinión para centrarme, y la elección verbal no es superflua, en el acontecimiento político de la semana pasada. Un acontecimiento que ha pasado bien desapercibido con tanta neura con Catalunya y con tanto mangoneo gubernamental respecto un tema tan sensible e importante como la dignidad de las víctimas del terrorismo etarra y el sinsentido de la utilización política de una ficticia tregua de los asesinos. Y a que me refiero, pues a la entrada del bendito Centro Democrático y Social (CDS) en la estructura del PP. Bendito por lo que representó, por quién lo dirigió y por su aportación a la consolidación del mensaje centrista y moderado en el partido más serio de nuestro país. ¡Chúpate esa!
El legado de Suárez, su mensaje de libertad y diálogo y, quieras o no, su prestigio de marca y sus aún miles de afiliados y simpatizantes (sí, sí, conserva abnegados militantes que pagan cuotas, presenta infinidad de listas municipales y atesora un buen puñado de concejales en toda España) aportan al PP y a Rajoy un nuevo halo de modernidad, tolerancia, además de reforzarlo como la opción de gobierno creíble y responsable que ha sido y es a día de hoy. Y chico, para compensar el liberalismo a ultranza de la FAES pues no esta mal equilibrarlo con la última estructura equiparable a la socialdemocracia real europea, los último mohicanos del centrismo radical por antonomasia. Estamos contentos.
Como también nos llena de orgullo y satisfacción las últimas declaraciones de nuestro ministro particular (de todos menos de Pla) Jordi Sevilla realizadas hace unos días en Castelló de la Plana. Ni más ni menos lanzó la propuesta de firmar un pacto político valenciano en defensa de los intereses estratégicos de nuestra querida patria. Ni menos ni más. Así la conexión Tarragona-Castelló a la velocidad alta para llegar rápidos a Europa, la solución a la vía férrea Gandia-Dénia para vertebrar de verdad el país, la ampliación y subida a primera división de nuestros aeropuertos autóctonos, la consolidación del Puerto de Valencia como líder indiscutible del Mediterráneo, etc, etc, etc ha de configurarse como banderas comunes de toda la sociedad cívica, política y empresarial de la Comunitat Valenciana. Así lo ha anunciado Sevilla y así lo recogemos nosotros. Y que vaya temblando Joan Ignasi que ya llega el sustituto...
Seguro que el Consell recoge el guante y convenia con el ministro valenciano la defensa a ultranza de nuestros intereses. Si queremos ser el Eje de la Prosperidad tenemos que ponernos a la faena. A pesar de la Narbona.

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